La muerte de Paloma Nicole Arellano, una adolescente de 14 años que se sometió a una cirugía estética de aumento de busto en Durango, ha detonado un amplio debate en México sobre la falta de regulación en los procedimientos estéticos practicados en menores de edad.
Actualmente, la Ley General de Salud no establece disposiciones específicas que prohíban o regulen estas intervenciones en adolescentes, lo que ha abierto la puerta a vacíos legales y a la proliferación de clínicas sin certificación ni controles adecuados.
En respuesta, legisladores de diferentes partidos han presentado iniciativas conocidas como “Ley Nicole”, que buscan establecer reglas claras para este tipo de procedimientos. Entre las propuestas destacan:
- Prohibir cirugías estéticas en menores de 18 años, salvo en casos reconstructivos.
 - Exigir evaluaciones médicas y psicológicas previas.
 - Requerir el consentimiento informado de ambos padres o tutores, además del asentimiento del menor según su madurez.
 - Imponer sanciones severas, que podrían ir desde la suspensión profesional hasta penas de prisión, para quienes incumplan estas disposiciones.
 
El debate ya se trasladó tanto al Congreso de la Unión como a congresos estatales, donde se discuten reformas para endurecer las medidas de control. Mientras algunos legisladores buscan prohibir por completo las cirugías estéticas en adolescentes, otros plantean una regulación estricta que permita excepciones bajo supervisión médica justificada.
Este caso ha visibilizado no solo la urgencia de reforzar la legislación, sino también la necesidad de abrir un debate social sobre la presión estética que enfrentan niñas y adolescentes en México. La tragedia de Paloma Nicole podría convertirse en un punto de inflexión para garantizar mayor protección a la infancia frente a los riesgos de procedimientos quirúrgicos innecesarios.